Banco de Semillas Autoctonas
Un banco de semillas es una herramienta contrastada de conservación y aprovechamiento de esas variedades locales, que permiten por un lado conservar semillas en una colección de atmósfera controlada, pero que a la vez debe utilizar periódicamente dichas variedades para que las semillas no pierdan poder germinativo con el paso del tiempo. En este último caso se pueden poner en circulación los propágulos generados en los cultivos de mantenimiento, bien a los hortelanos locales, bien a las redes de bancos que colectan variedades para asegurar la persistencia de las mismas o a cualquier otro uso.
Se trata de una oportunidad de gran proyección puesto que el mercado de productos ecológicos y de alta calidad, así como los de planta de baja disponibilidad, van cuajando entre la sociedad y los productores, de modo que existe un tejido aceptable de distribución-comercialización; sin embargo la consecución de semillas de variedades locales muchas veces resulta complicado, por lo que la adaptación de las instalaciones existentes de cualquier entidad productora de planta para jardinería o incluso forestal puede suponer una ventaja importante.
La creación de un banco de semillas puede tener diversas orientaciones productivas de interés, pero en este caso concreto vamos a centrarnos en tres líneas principales:
- Producción de variedades locales de plantas hortofrutícolas para consumo humano.
- Producción de plantas silvestres para consumo humano.
- Producción de herbáceas locales para restauración de hábitats degradados.
¿Por qué un banco de semillas? Por múltiples razones. Las principales:
porque la biodiversidad alimenticia está decreciendo; según las Naciones Unidas, durante el S.XX, el 90% de las variedades agrículas están dejando de ser utilizadas, además el 75% del alimento del mundo está en manos de 4 empresas, que en términos numéricos significa que 3 de cada 4 semillas pertenecen a Monsanto, DuPont, Syngenta, y Groupe Limagrain. Además, la mayoría, sino todas las semillas que venden están modificadas genéticamente, ya que ahí está su negocio, en patentar la naturaleza modificada genéticamente, ya que si no es MGO no puede patentarse y no hay tanto negocio. Además del negocio, también está el control de la población a través del control de la alimentación. Si volvemos a tener semillas, volvemos a tener el control y la soberanía sobre una necesidad básica, la alimentación.
Dado el interés en reducir la población mundial porque para la élite, somos demasiados en un planeta con limitados recursos, la crisis económica en la que estamos puede llegar a una crisis alimentaria. Por lo tanto, tener semillas en un futuro próximo puede ser como tener oro, tanto para intercambiar como para poder cultivar nuestra propia comida. Cabe añadir, que la élite se ha encargado inteligentemente de desproveernos de todo conocimiento relacionado con la agricultura, con los ritmos de la naturaleza, con cómo cultivar un tomate, una lechuga o una patata. De esta manera, somos totalmente dependientes del sistema. Si no nos acercan la comida a los supers o en los restaurantes, no comemos.
En tercer lugar, está la cuestión de una crisis natural provocada por una Tormenta Solar o
cualquier calamidad provocada por el ser humano en su afán por dominar y seguir en el poder. En tal caso, es muy conveniente tener semillas guardadas y saber en la práctica cómo cultivarlas. De lo contrario tenemos un serio problema de supervivencia.
Y en cuarto lugar, por la importancia que tiene conocer la naturaleza de nuevo. Entrar en contacto con las semillas, la tierra, los ciclos de crecimiento y naturales, con los insectos y animales. Esta sociedad urbana y tecnócrata nos ha desconectado de la Naturaleza, parece como si ésta estuviese ahí fuera, cuando estamos y formamos parte de ella. Es una manera de desconectarnos de nuestra fuente y potencial interno.
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